20.2.06


Los 'ciberfachas' de Juan Cueto

(OPINIÓN) Juan Cueto se sorprendía el domingo en el País Semanal (EPS) del activismo de la derecha en Internet:

"Basta una vuelta mañanera por nuestras bitácoras o blogs, como yo hago luego del primer café, para darse de narices (…) con el ponzoñoso mundo subterráneo e hipermoderno de los ciberfachas, una nueva tribu o raza de españoles que, utilizando con destreza y gracejo las maquinitas, te proyectan en el túnel de las más viejas y oscuras ideologías locales".

Estas cuestiones hace años que se tratan en Internet, pero claro, todo tarda más en llegar al papel y al gran público, y Juan Cueto cumple esa función de médium entre lo que todo el mundo sabe en Internet, y lo que nadie sabe en la República de Papel.

Cueto añade que en la Red hay alguna honrosa excepción al dominio derechil:

"Hay excepciones, todas las que se quieran, y algunas de nuestras bitácoras independientes (pongamos una docena y pico si exceptuamos los blogs narcisistas, de amor y pasión friki) son todo un ejemplo para nuestro periodismo de papel".

Ésta última frase habría sentado muy mal en El País si alguien con responsabilidad en dicho medio la hubiera leído; pero la palabra 'blog' escama a los interfectos, o por lo menos lo hacía hasta hace bien poco.

Y por fin, la traca final de Cueto, que dice lo que no dice pero lo apunta:

"Dado que la progresía ha renunciado por miedo irracional a utilizar estas máquinas de la tercera modernidad, confundiéndolas con el Apocalipsis literario, pues la vieja derecha española, ante tanta deserción ilustrada, se está apoderando poco a poco de sus poderes amplificadores. Lo que en otros países ha dado lugar al ciberground, los blogs o videobitácoras independientes, el periodismo sin empresarios, el avant-pop y el pos-pop, aquí sólo ha generado el fenómeno de los ciberfachas Una exclusiva casera de la tercera modernidad que sólo existe por oposición geométrica y racial a Zapatero, el PSOE, este periódico, la SER, la burguesía nacionalista y, sobre todo, por oposición a la idiota y cerril deserción de la progresía, raza novelera, ante las nuevas máquinas del siglo 00".

Cueto se equivoca. La progresía no ha renunciado por miedo irracional a utilizar la tecnología. Los que han renunciado son (casi todos) los progresistas que ganaron en la Transición posiciones influyentes y dominantes. Y no tienen miedo de la tecnología. Tienen miedo a perder su posición: nada más. Y les aterra pensar que sus opiniones han dejado de llegar a la nueva masa crítica de izquierdas (la del "No a la Guerra"; la que se manifestó frente a Génova el 13 de marzo de 2004...). Son como Llopis en Suresnes, pero en el ámbito de la Opinión publicada.

Y Cueto cita a la Ser, a El País, entre otros, como parapetos inútiles contra los ciberfachas. Desde luego, de una empresa (Prisa) no va a venir la respuesta ideológica contra un universo mediático (la blogosfera) que cuestiona el modelo de negocio del periodismo tradicional, es decir, de esa misma empresa…

Sin embargo, la blogoderecha tiene una nutrida red de apoyos empresariales, financieros y mediáticos…




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