30.3.10


Uf qué largo, paso de leerlo 


La reflexión como amenaza (o la desaparición del periodismo de calidad fruto del capitalismo salvaje)

Quien haya visto la serie The Wire sabe lo que ocurre cuando se recorta el presupuesto, los sueldos, los medios para trabajar: si eres policía, se quedan crímenes sin resolver; si eres periodista, se quedan crímenes y otros delitos sin conocer...

La crisis económica global pasará, eso ya se sabe, pero la crisis que además vive el modelo de negocio periodístico lo cambiará para siempre. El negocio subsistirá, el periodismo de calidad, no. Este artículo pretende identificar una causa novedosa para la situación que atraviesa la prensa en general y el periodismo de calidad, en particular. La causa no es sólo la irrupción de los medios digitales, ni el encarecimiento del papel, ni la caída de la publicidad. Hay una razón de fondo para que la gente deje de comprar periódicos y se acelere así el círculo vicioso de ‘menos difusión=menos publicidad=menos ingresos=menos periodismo de calidad=menos páginas=menos tirada=menos difusión’. En este breve artículo voy a tratar de exponer esa razón de fondo sobre la que nadie habla, y eso que es muy simple: no hay tiempo para leer y no interesa que lo haya.

Cada vez es más patente la brecha entre el sistema de derechos y libertades que identifica a las democracias liberales, por un lado, y los intereses del capitalismo salvaje, por otro. Hasta hace bien poco el desarrollo del individuo y el cultivo de una ciudadanía crítica eran vistos como algo útil para consolidar sociedades abiertas y un sistema democrático estable en el que floreciera la libre empresa. En las últimas décadas ejemplos como el de China o Rusia han mostrado que no son necesarios ciudadanos críticos e informados ni sociedades abiertas para vivir en un ‘oasis’ de capitalismo salvaje.

Las moderadas democracias liberales, sostenidas cada vez más en precario por amenazadísimos Estados-nación (amenazadísimos por conglomerados político-empresariales de escala macroeconómica muy superior a muchos Estados), están viéndose abocadas a tremendas tensiones externas e internas que tienen el objetivo de acabar con el sistema de derechos sociales. Para ello el capitalismo salvaje actúa en dos frentes:

1. Frente externo (macroeconómico): Ataques directos y coacciones a los Estados vía acciones especulativas en Bolsa u organismos internacionales

2. Frente interno (microeconómico): Ultra regulación de la vida cotidiana de cada ciudadano. Desmantelamiento del sistema de afectos, apego y arraigo familiar (asilamiento social). Exaltación de la vida urbana como sinónimo de libertad e individualismo. Manipulación de la conducta (potenciación de comportamientos narcisistas, bombardeo aspiracional y fomento de la frustración). Conversión del tiempo de ocio en tiempo de consumo (ataque al ocio no consumista). Entretenimiento diseñado para el control de la conducta orientada a los objetivos anteriores (diversión en el sentido de distracción o evasión). Y, además: precarización de las condiciones laborales (en resumen: políticas de derecha neoliberal).

En el caso de los ataques en el frente interno, la migración masiva del campo a las grandes ciudades ha puesto las cosas aún más fáciles al capitalismo salvaje. Obviando ahora las ventajas evidentes de vivir en una megalópolis, es claro que en una gran ciudad se pierden raíces, se pierde la noción de colectividad y se disfruta de un anonimato que encubre la irresponsabilidad individual. Además (y esto no es un dato menor) se invierte mucho tiempo en desplazamientos: tiempo ideal para que se siga ultra regulando nuestra existencia con todo tipo de impactos audiovisuales.

En este contexto el periodismo de calidad es una suerte de anacronismo (o más bien, un enemigo, una amenaza real para el capitalismo salvaje). Empresarialmente no interesa: cuesta dinero, requiere tiempo y no brinda beneficios económicos especialmente grandes. Además, su mercado está desapareciendo: necesita de lectores descansados, bien formados (y la educación está como está) y que además dispongan de tiempo para reflexionar y de poder adquisitivo para invertir en la compra de ejemplares.

Los ciudadanos con buena formación, tiempo y dinero son una minoría. El ocio está proscrito. Leer la prensa con calma (y además leer no uno, sino varios periódicos, revistas, medios digitales, análisis profundos, críticas, etcétera) se ha convertido en un acto subversivo que el capitalismo salvaje no puede permitir y, lo peor, que las grandes corporaciones de la comunicación, como apéndices del capitalismo salvaje, tampoco van a tolerar.

El paulatino abandono por parte de los grandes grupos de comunicación del periodismo de calidad (en cualquier soporte) explica también algo del éxito del llamado periodismo ciudadano y de las redes sociales que, si bien pueden brindar excelentes ejemplos de periodismo de calidad, en la mayoría de los casos se quedan en la superficie de lo que ocurre. Los nuevos soportes premian la brevedad, lo instantáneo y lo ameno: por eso es como es la mayor parte del contenido que divulgan, aunque no siempre sea eso lo que buscan los ciudadanos (pese a la manipulación conductual constante a la que se ven sometidos).

Se quiera o no, hay realidades que no se pueden describir de manera breve, instantánea y amena. Todavía hay ciudadanos sin tiempo, sin ganas y sin dinero que sin embargo vencen la inercia a la que han sido empujados; ciudadanos que siguen intentando profundizar, informarse y reflexionar sobre esas realidades no banalizables… son el enemigo a batir y objeto coordinado de burla y desprecio.

El capitalismo salvaje ya no necesita a los periódicos (antes bien, cada vez los percibe más como una amenaza). Los ciudadanos, aunque no lo crean, sí los necesitan, pero lo que conviene a los ciudadanos nunca conviene al capitalismo salvaje. Ahora los políticos, que han recibido su legitimación en parte por los medios de comunicación, se ven en la disyuntiva de ayudar al periodismo de calidad en esta situación de crisis. En Francia se ha hecho pero, en general, parece poco factible: la prensa seria juega un papel esencial a la par que muy incómodo para los políticos. La prensa, cuando goza de medios y de tiempo, escruta a los políticos y también a los líderes sociales, económicos y culturales: pone de relieve corruptelas, injusticias, atrocidades... Todos contenidos muy inconvenientes para el capitalismo salvaje.

Igualmente, los grandes directivos de empresas de comunicación viven en la esquizofrenia entre cumplir su deber democrático con una ciudadanía global o, más bien, dejarse someter por los dictados de los accionistas (ávidos del máximo beneficio económico inmediato) y obedecer las órdenes inequívocas del capitalismo salvaje. Esas órdenes son el abandono del modelo de negocio que ha propiciado el periodismo de calidad. De entre todos los directivos de medios de comunicación, sólo los que tengan alma de periodista sabrán qué deben hacer (cuándo desobedecer o cuándo irse a su casa); los que tengan alma de capitalista, seguirán en la zapa.

La trivialización de la televisión y de los espectáculos de masas, la crisis de los sistemas educativos y el ocaso del periodismo de calidad pintan un futuro de totalitarismo ultracapitalista. La partida está en marcha.

(Apéndice humorístico: esta reflexión nada breve, nada instantánea y nada amena, ha sido escrita en mi día libre).

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29.3.10


Para desarrolladores... 

... y demás 'pantallas negras'...


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26.3.10


Mapamundi de los curas pederastas 


En estas fechas de exaltación religiosa conviene recordar a las víctimas de decenas de clérigos criminales. Este mapilla interactivo recoge sólo algunos de los casos más sonados: cada vez más gente se anima a denunciar, así que iré actualizándolo. Si conocéis casos que no figuren aquí, por favor dejadme un enlace en los comentarios.



Ver La pederastia en la Iglesia Católica en un mapa más grande

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23.3.10


Una buena noticia 




Hoy ha nacido periodismohumano.com. No os lo perdáis.

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22.3.10


'Casual' no, paletos 


Si uno va a la planta de deportes del El Corte Inglés, entre las zapatillas deportivas expuestas por disciplinas (atletismo, tenis, fútbol…) encontrará algunos bajo la etiqueta de casual (léase con acento en la primera “a”). Si uno recibe una invitación para algún acto social en el que no sea necesario ir de etiqueta, seguramente en la tarjetita podrá leer: “atuendo casual”.

En la tele, en la radio, en los periódicos, la palabra “casual” ha ganado la partida (como ya hicieron ‘gadget’ y ‘eventual’, y como está a punto de hacerlo la palabra ‘orgánico’ para alimentos ecológicos).

Son nuevos ejemplos de dos cosas: la genuflexión en la que los hispanohablantes nos encontramos a todo lo que huela anglosajón y el profundo desconocimiento del castellano de la mayoría de los que utilizan esta lengua.

Estamos arrodillados ante el inglés porque desconocemos el castellano. Creemos que no existe una palabra para decir que alguien lleva ropa informal, o desenfadada o, si se quiere ‘sport’, voz inglesa que sí recoge la RAE.

Y empleamos ‘eventualmente’ para expresar la noción de “finalmente” (que es lo que significa en inglés) y no “incierta o casualmente”, que es lo que significa en castellano.

Pero lo peor es que, además, también desconocemos el inglés al que nos sometemos dócilmetne. Utilizamos ‘gadget’ porque creemos que en inglés hace alusión a lago “de diseño”, cuando en inglés significa cacharro y nada más que cacharro. Y utilizamos “casual” porque, de nuevo, creemos que inglés indica “ropa moderna, molona”, cuando en inglés no significa nada más que “informal”.

En fin, quien se crea más moderno por usar “casual”, “gadget” u “orgánico”, que lo haga. Para mí sólo estará poniendo de manifiesto cierto complejo provinciano.

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16.3.10


Murió aplastada 


Imagina lo que debe ser morir aplastado por una excavadora. Han pasado ya siete años (hoy se cumplen) desde que la joven estadounidense de 23 años Rachel Corrie fuera asesinada por una de esas máquinas en la Franja de Gaza, cuando trataba de evitar de manera pacífica que el Gobierno de Israel demoliera la casa de una familia palestina (una familia formada por un farmacéutico, un contable, sus mujeres y sus hijos)

La crudeza de esa muerte, como la de tantas otras, exige justicia. Un proceso judicial lleno de peripecias sigue en marcha para que los que asesinaron a Rachel paguen por sus acciones. Si todavía no conoces el caso, ya es hora.

Vista aquí la página de la Fundación Rachel Corrie para la Paz y la Justicia

Mira en esta página (en inglés) lo que tú puedes hacer para que se haga justicia con Rachel Corrie.

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14.3.10


Un maestro de vida 




No tengo muchas palabras para hablar de la muerte de Miguel Delibes, más allá de decir que fue y es un modelo de vida. Ahí os dejo el vídeo que preparamos en el periódico y aquí la crónica que redacté. Han sido unos días muy intensos.

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4.3.10


Contra la huelga de hambre 


Hace muchos años, 15, 20, ya no recuerdo, España vivió una movilización sin precedentes en la que se exigía el 0,7 del PIB para ayudar a los países empobrecidos. Un grupo de personas a las que admiro se encerró en la Escuela Sindical Julián Besteiro, de Madrid, y se puso en huelga de hambre. Yo estuve con ellos varias semanas, apoyándoles. Fue mi primer contacto con este método de protesta.

Estos días hemos visto el caso de Orlando Zapata en Cuba. El disidente murió tras una prolongada huelga de hambre. Ahora mismo otro disidente, Guillermo Fariñas, sigue una huelga de hambre con los mismos fines que Zapata. Todos recordamos también el caso de la activista saharaui Aimentu Haidar.

Comparto los objetivos de los huelguistas del 0,7, de los disidentes cubanos y de Aminetu Haidar, pero el medio para lograrlos no puedo compartirlo. La razón es simple: una huelga de hambre es como una inmolación a cámara lenta: como quien se prende fuego, como quien se cuelga un cinturón de explosivos… (eso sí: el huelguista de hambre no pone en peligro la integridad física de otras personas).

Creo que Zapata, Fariñas y Haidar han sido tan vejados, tan torturados y tan maltratados que han visto en esta forma de protesta su única esperanza. De todos nosotros (de nuestro activismo cívico) depende que cambien las condiciones en Cuba y en el Sáhara Occidental y que los que allí luchan no tengan que recurrir a esos métodos.

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3.3.10


Se me olvidó el cumpleaños... 


El lunes pasado este blog cumplió seis años. Con el fárrago diario se me había olvidado. La Fragua ha entrado en una dinámica muy doméstica: pocos pero selectos lectores. A los que seguís ahí: muchísimas gracias.

Yo seguiré por aquí.

Éste fue el primer post

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2.3.10


La pintada posmoderna 


Cuando uno entra a un baño y ve esta pintada, sabe que algo ha cambiado:



Nada de mensajes soeces, ni sexuales, ni humorísticos... sino una recomendación literaria y, encima, en plan 'concienciado'...

No recuerdo dónde estaba este baño público, pero jesús qué clientela

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